México no cuenta con un programa nacional de prevención del suicidio y como consecuencia de ello, la tasa de suicidios en el país se ha incrementado desde 2012 en 16 por ciento, aseguró el profesor investigador del Departamento de Neurociencias, Dr. Luis Miguel Sánchez Loyo al dictar la conferencia Memoria Autobiográfica en Pacientes con Intento Suicida.

“México es uno de los pocos países a nivel mundial en que las tasas de suicidio se han ido incrementando. Como podemos ver ha habido un incremento de 16 por ciento en ambos sexos. En mujeres el 55 por ciento y en hombres el 10 por ciento”.

Al manifestar su preocupación por la población adolescente, en la que el suicidio ocupa entre la segunda y tercera causa de muerte alternándose con los homicidios, el especialista del CUCS refirió que tan sólo en 2013 se registraron 6 mil 337 suicidios consumados, de los cuales, el 80 por ciento eran varones de entre 15 y 24 años de edad.

En el marco del X Simposium Internacional en Neurociencias, que organizó el Departamento del mismo nombre en el Auditorio de Fisiopatología del CUCS, el especialista añadió que en Jalisco durante 2013  murieron por esta causa 453 personas, en 2015 fallecieron 483 y en los primeros 6 meses de este año, la cifra alcanzaba de acuerdo a la Secretaría de Salud, 230 suicidios.

“Pero si esto lo trasladamos a los intentos de suicidio, (hasta 20 por cada suicidio consumado), esto quiere decir que en el 2013, tuvimos 9 mil intentos de suicidio, en el 2015 fueron 9 mil 600 y esperamos tener 9 mil intentos de suicidio este año en el Estado de Jalisco. Esto significa 24 por día”.

Sánchez Loyo explicó que el mejor predictor del suicidio son los intentos que este fenómeno registra entre la población, por lo que el conocer qué pasa con estas personas que lo intentan es muy importante para diseñar intervenciones que le abonen a la prevención, toda vez que este puro hecho, es uno de los factores de riesgo más importantes, además de que puede estar asociado con enfermedades mentales, problemas económicos, orientación sexual diferente a la heterosexual sobre todo en la adolescencia, trastornos de conducta y personalidad como la impulsividad, el maltrato físico y sexual durante la niñez, así como acontecimientos de vida estresantes y antecedentes familiares de trastornos mentales y de intentos de suicidio, entre otros.

Tras señalar que existen estudios recientes respecto a la neurobiología del suicidio, el profesor investigador del Departamento de Neurociencias, detalló que existen alteraciones morfológicas, neuroquímicas y funcionales que “nos han dado pistas de que el suicidio tiene un componente neurobiológico importante... El sistema serotoninérgico está vinculado a la conducta suicida como una conducta violenta”, concluyó.

Así, cedió el uso de la voz a la maestrante en Neuropsicología, Sarahí Cruz Naranjo quien expuso que con base en hallazgos que han relacionado sujetos con intentos de suicidio con un pobre desempeño en la memoria autobiográfica, realizó un estudio transversal comparativo en el que se incluyeron estímulos visuales al Test de Memoria Autobiográfica lo que permite dar una pauta al paciente para hacer su evocación más específica.

“Es el primer estudio que usa una versión alternativa del Test de Memoria Autobiográfica, ya que en los anteriores sólo se habían utilizado estímulos verbales y esto podría dar la pauta para que se esté teniendo un mejor desempeño con un estímulo visual. Que el problema no sea tanto en la recuperación o evocación de memorias autobiográficas, sino en la forma en que se accede a ella. Si esto fuera un dato contundente, al finalizar el trabajo podría ser un gran paradigma para un posterior tratamiento ya sea en terapia o en intervención neuropsicológica ya que tendríamos un momento de acceso a este tipo de memoria autobiográfica y podríamos incluso hacer una intervención”.

Destacó que si bien ya se sabe que los pacientes con intento de suicidio tienen capacidades cognitivas normales, se ha reportado que con el paso del tiempo, llegan a presentar deterioro cognitivo –empiezan sus capacidades a menguar-, por lo que sugirió que sea en ese momento (la adolescencia) cuando se dé la intervención neuropsicológica.

“En pacientes de este grupo de edad entre 15 y 19 años los chicos están al mismo nivel de capacidad que sus grupos de comparación, por lo que es una edad óptima para realizar cualquier tipo de intervención antes de que comience su deterioro incipiente.

Dijo además, que con base en los resultados de su investigación, está notando una tendencia hacia el déficit de la recuperación de la memoria autobiográfica de tipo específico pero, afirmó que estos pacientes pueden ser ayudados con otros estímulos sensoriales.

“Hay que tener en cuenta que un paciente con intento de suicidio ya va a presentar un deterioro y la intervención neuropsicológica es más que importante para poder tener factores de riesgo con los cuales trabajar y poder evitar que las conductas suicidas dejen de ser sólo conductas y pasen a un suicidio consumado, es algo de demasiada importancia en la intervención”.

Durante el Simposium se expusieron conferencias que versaron sobre temas como Neurorehabilitación, Neurobiología de la Violencia  y Neuroestética, entre otros.

Guadalajara, Jal., a 24 de Noviembre de 2016

@OficialCUCS

Texto: Nelda Judith Anzar

Foto: Mariana Gutiérrez

Redes Sociales: Mariana Gutiérrez