Hay un cambio cultural entre jóvenes tapatíos que el doctor Osmar Matsui Santana, jefe del Departamento de Ciencias Sociales, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, detectó en dos estudios para conocer el comportamiento sexual de jóvenes universitarios. En ambos, más de la mitad externó que tanto ellos como sus parejas desearon tener su primera relación sexual. Este comportamiento contrasta con la idea que prevalecía en los 80 donde, en materia sexual, el hombre era quien debía tomar la iniciativa.

Detalló que en esa década prevalecía el miedo en la mujer a perder la virginidad y al qué dirán. En cambio, en la actualidad, para muchos la virginidad ya no es relevante en las relaciones de noviazgo. El médico atribuye ese cambio, entre otros factores, a los avances en la igualdad de género, que se ha logrado en gran parte gracias a las luchas feministas, a la creciente preparación escolar de la mujer y a su madurez hormonal, que tiene lugar antes que la de los varones.

Matsui Santana reconoció que hay sectores de la sociedad tapatía que consideran las relaciones como pecaminosas, malas, sucias e indebidas, “pero se trata de una idea que prevalece en pocas personas. Por lo general, se trata de gente que ha recibido una educación donde prevalece la represión, relacionada con la religión. Por fortuna, son cada vez menos quienes piensan así”.

Cabe destacar que del universo investigado en 2008, que tenía un promedio de edad de 20 años, sólo 62 por ciento había sostenido relaciones sexuales con penetración. 69 por ciento de quienes ya habían tenido relaciones sexuales externó que durante su primer coito, tanto hombres como mujeres lo deseaban y la primera relación coital fue con la pareja, el novio o novia. En un estudio previo, realizado en 1998, más de 50 por ciento de los jóvenes expresó que tanto ellos como sus parejas querían tener su primera relación.

El problema encontrado por el investigador en el estudio de 2008 es que la primera relación sexual no siempre es planeada. Casi 50 por ciento reportó que la tuvieron porque se dio la oportunidad y menos de 10 por ciento, que fue planeada con antelación. El especialista explicó que una relación sexual sin planeación implica, en muchos casos, que la pareja no se preparó para usar protectores como el condón, lo que no está exento de riesgos como embarazos no planeados.

Entre las razones que se esgrimieron para el coito figuran el amor, la pasión, la curiosidad y por ser lo que seguía en su relación de novios. Ante la pregunta de a quién tenían confianza para hablar de sexualidad, las tres cuartas partes expresó que con los amigos o amigas. El segundo lugar lo obtuvieron las madres, posteriormente los hermanos o hermanas y luego el padre, quien con anterioridad no se había visto muy involucrado en la educación sexual.

Coordinación General de Comunicación Social