Hasta 60 niños con trastornos del espectro autista (TEA) son atendidos por semana en el Centro de Educación Especial y Rehabilitación (CEER), cuyo tratamiento es de largo plazo, pudiendo prologarse desde antes de la adquisición del proceso de lecto-escritura hasta la secundaria. De este total, alrededor de 10 son pacientes de primera vez, quienes inicialmente son evaluados y diagnosticados antes de recibir el tratamiento. El programa diseñado para su atención es conocido por sus siglas como PINTEA (Programa Integral para Niños con Trastorno del Espectro Autista).

La subcoordinadora del CEER, Esperanza Navarro Martínez explicó lo anterior al detallar que el CEER es el centro que a nivel nacional tiene el mayor número de niños con TEA tipo I (Asperger) atendidos.

“Yo creo que aquí a nivel local, y me atrevería a decir que a nivel nacional somos la escuela que tiene más niños Asperger concentrados, atendidos. Esto se debe a que las cuotas de recuperación son por mucho, más económicas que en los centros particulares, además aquí se les da tres horas por día una vez por semana y no se les piden materiales a los papás, pero sobre todo es por el compromiso de los terapeutas”.

Al precisar que el centro es atendido por practicantes y pasantes supervisados de las áreas de psicología, medicina, nutrición y cultura física, Navarro Martínez explicó que el CEER divide la atención de TEA tipo I  en niveles con secuencia obligatoria: Estimulación Temprana que se otorga a menores 2 a 5 años de edad  que ya cuentan con diagnóstico de Asperger. Le sigue el Inicial que corresponde a los niños que están aprendiendo a leer a quienes se les ayuda en el desarrollo de habilidades sociales, apoyo psicopedagógico y psicomotricidad (fina y gruesa).

El grupo intermedio está dirigido a niños que ya adquirieron las habilidades de lecto-escritura y a quienes, además de las  habilidades ya descritas, se les apoya con destrezas en el área de la robótica. Después, los usuarios del CEER con TEA tipo I pasan al grupo denominado Especialistas.

“Partimos de la idea de que estos niños tienen muchas habilidades, entonces nosotros les damos un semestre de robótica, otro de ajedrez, otro de pin pon, de pintura y otro de cubos de Rubik. Entonces ellos buscan su habilidad y por eso no son imitadores, son especialistas”.

Así lo expuso la subcoordinadora del CEER, al añadir que cuando un niño con trastorno del espectro autista llega a nivel de Especialista, es porque goza de un coeficiente intelectual alto.

A este nivel, le sigue el grupo de niños que por su edad y desarrollo alcanzado se les denomina adultos, quienes ya rebasan los 15 años y que se encuentran estudiando la secundaria. Ellos reciben principalmente apoyo psicopedagógico. Este grupo no requiere ser antecedido por los otros niveles de atención.

Fue durante su estancia en el grupo de Especialistas, donde participó Roberto Aleksei Zavala en  el Concurso Código Ciencia Occidente 2016 que organiza la Sociedad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología y que en junio de 2016 ganó medalla de bronce en la categoría de Agropecuarias y Alimentos con el proyecto “Tra.V.I.S.”. Roberto, recibe apoyo del CEER desde los 6 años en el Programa de Trastornos del Espectro Autista, así como en el de Niños con Altas Capacidades del mismo centro.

“Desde los 6 años lo tenemos aquí. Primero entró a hiperactividad y luego ya se fue a nuestros programas y pues, en cada uno ha aprendido habilidades diferentes”.

Tras señalar que el progreso de los niños con estas características es bastante alto y el pronóstico es alentador, la especialista en educación especial, lamentó que por falta de conciencia de los padres o algunas veces por falta de recursos económicos, éstos no los llevan a recibir atención profesional, sin saber que se puede despertar un amplio potencial para estos niños.

Detalló que los niños con trastorno del espectro autista tipo I (Aperger), suelen presentar un coeficiente intelectual de normal a brillante y son capaces de estudiar cualquier profesión de su preferencia, como es el caso de egresados del CEER que hoy estudian medicina, filosofía, arquitectura o psicología, por ejemplo.

Otro sector de niños autistas que también se atiende en el CEER pero en menor cantidad, son los de alto funcionamiento y los autistas con discapacidad intelectual.

Los objetivos que se persiguen con la atención interdisciplinaria son aumentar sus repertorios en cuanto a atención, imitación, seguimiento de instrucciones y sobre todo, mejorar la calidad de vida de estos niños.

Un niño autista tipo I, dijo, suele presentar un coeficiente intelectual (C.I.) superior a los 85 puntos en un test de inteligencia, pudiendo llegar hasta 134, en tanto que el autista de alto funcionamiento tiene un C.I. “límite” entre 70 y 84 en una prueba de inteligencia, lo cual es bastante aceptable para su funcionamiento en la vida.

Guadalajara, Jal., 23 Julio 2016

Texto: Nelda Judith Anzar

Edición y foto: Raúl de la Cruz

Redes Sociales: Mariana Gutiérrez