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Inicia la segunda edición del diplomado en Nutrición Oncológica

Que busca orientar en prevención o reducción de los riesgos de padecer cáncer

Que busca orientar en prevención o reducción de los riesgos de padecer cáncer

Los hongos que dañan distintos frutos pueden contribuir a la aparición de cáncer de hígado, ya que producen aflatoxinas. No basta con cortar el pedazo dañado, porque las esporas de los hongos se distribuyen en los alimentos con alto contenido de agua, como la papaya, dañando aún las partes no afectadas directamente, afirmó la doctora Katja Stein, profesora investigadora del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS).
Estos hongos también pueden estar presentes en las oleaginosas, como las nueces, explicó la especialista en Nutrición, al dar a conocer los pormenores de la segunda edición del diplomado en Nutrición Oncológica, que inicia hoy y concluye el próximo 5 de abril. Los hongos en las nueces suelen ser muy pequeños, no visibles para mucha gente, que suele no fijarse en las compras que hace a granel, y hay vendedores que no acostumbran poner atención en las fechas de caducidad o en tomar medidas para un adecuado almacenamiento que mantengan a salvo el producto.
La especialista aclaró que no por comer un pedazo de papaya o nuez que tiene hongos le dará cáncer a una persona. La adquisición de esta enfermedad es resultado de la combinación de muchos factores. Entre ellos, los genéticos, que marcan cierta susceptibilidad; factores ambientales, como la contaminación con determinados químicos y la ingestión de algunas sustancias.
Stein advirtió que el aceite, cuando se usa una y otra vez para preparar alimentos, no es saludable, ya que al recalentarse se oxidan las grasas y forman sustancias que también pueden sumarse a los factores de riesgo para contraer cáncer. “A lo largo de la vida la alimentación puede ser uno de tantos aspectos que determinen la aparición o no de esta enfermedad en el adulto”.
La especialista explicó que el consumo de bebidas azucaradas, como los refrescos, está relacionado con la obesidad, que es “un estado de inflamación crónica. A la larga, un proceso inflamatorio puede favorecer la aparición de cáncer en el organismo”. Los especialistas recomiendan una alimentación equilibrada para reducir riesgos: comer cinco o más raciones de frutas y de verduras al día. “Esto es muy simple, pero pocos lo hacen”. Es recomendable incluir en la dieta las llamadas frutas del bosque, como zarzamora, frambuesa y moras azules, por su capacidad antioxidante. Es muy saludable utilizar el ajo y jengibre en la alimentación. Además, hay que incluir fibra en la dieta, ya que su baja ingestión está relacionada con el cáncer de colon.
La doctora Stein señaló la necesidad de mantener un estilo de vida equilibrado, con una alimentación balanceada y saludable, que incluya actividad física y bajos niveles de estrés para disminuir las probabilidades de contraer cáncer.
Coordinación de Comunicación Social