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Los enfermos renales tienen el mismo derecho a la salud que cualquier otro al que le brinda protección el Seguro Popular

El profesor-investigador, Francisco Mercado Martínez se pronunció porque el sistema sanitario mexicano garantice la atención a todos los pacientes

El derecho a la salud de una persona con alguna enfermedad crónico degenerativa, como diabetes o hipertensión, no debe perderse cuando se padece enfermedad renal, aseveró el profesor investigador del Departamento de Salud Pública, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Francisco Mercado Martínez al señalar que el Catálogo Universal de Servicios de Salud del Seguro Popular no contempla la cobertura de dicho padecimiento, lo cual es un asunto de derechos humanos.

“Es complicado explicarle a la gente porqué si tiene diabetes tiene derecho a la salud y que el Seguro Popular cubra los medicamentos, pero el día que le diagnostican enfermedad renal pierde tales derechos. A mí me parece que es humanamente imposible ofrecer una explicación lógica y convincente… Es un asunto de derechos humanos por el cual hay que comenzar la discusión”.

El investigador, quien durante su trayectoria académica también ha estudiado el tema de los trasplantes de órganos y tejidos, se refirió a este acto médico como una situación inquietante por el hecho de que la mayor parte de las donaciones de riñón que se promueven en México son entre vivos relacionados; toda vez que en otros países, como Uruguay y Brasil donde también lleva a cabo sus investigaciones, se promueve la donación cadavérica. Según el Dr. Mercado, quien coincide con otros profesionales de la salud, tal situación parece atentar contra el primer principio de la medicina que es no dañar.

“Yo no entiendo la razón por la cual se les sigue pidiendo órganos a los familiares cuando tenemos una gran cantidad de órganos de cadáver que podrían ser suficientes para cubrir las necesidades del país. En su trabajo de investigación encontró que cada vez hay más profesionales que abogan por usar los órganos de vivos relacionados. Entre otros, el Consejo Estatal de Trasplantes de Sinaloa suele no aceptar la donación de vivos relacionados, porque aceptarlos significaría dañar a alguien más”.

Tras señalar que el sistema sanitario está fallando al no encontrar una solución a este problema sanitario, el investigador añadió que en Uruguay –donde hoy por hoy se registran las más altas tasas de donación en América Latina- al modificar la Ley de Salud, toda la población es donadora potencial a menos que exprese lo contrario ante Notario Público. La negativa sólo la ha formalizado el 6 por ciento de la población uruguaya lo cual en nada afecta la disponibilidad de órganos.

La situación en México es sumamente compleja debido a que, según muchos de los profesionales a los que ha entrevistado, las donaciones son a todas luces insuficientes debido a la falta de transparencia del proceso y la falta de aplicación de las autoridades responsables para aclarar los rumores y mitos que existen en torno al tema. Mucho mejoraría la situación si mejorara la confianza de la población en dichos procesos, dijo.

Mercado Martínez también señaló que pareciera que los dirigentes de los servicios sanitarios del país no se han dado cuenta de que México ya vivió la transición epidemiológica al pasar de las enfermedades infecto-contagiosas y nutricionales a las crónico-degenerativas que, en antaño, padecían sólo la población de los países del primer mundo. El profesor investigador del Departamento de Salud Pública aseveró que desde hace dos décadas estudia lo que llamó “los dos grandes dolores de cabeza del país”: la diabetes y la hipertensión arterial, enfermedades crónico degenerativas que padece principalmente la población adulta del país y que son motivo de las principales causas de morbi-mortalidad.

“Si bien es cierto que en este momento tenemos enfermedades emergentes, como lo es la enfermedad renal, yo creo que en el discurso cotidiano de los directivos, los académicos y la población, frecuentemente se deja de lado el impacto que está teniendo la enfermedad crónica en la vida de la población y el sistema sanitario mexicano en su conjunto que está afectando, lo económico, lo social, las experiencias del día a día, etcétera”, consideró.

El investigador reconoce que las enfermedades renales son sólo la punta del iceberg de los problemas sanitarios en el país, toda vez que la mayoría de los pacientes que la padecen, transitaron inicialmente por diabetes e hipertensión, principalmente. Y allí es donde se hace demasiado poco en la actualidad.

Y es que, la transición epidemiológica –pareciera- llegó tarde al mundo de la toma de decisiones en materia de salud. Además de que “resulta mucho más sencillo hablar de las enfermedades carenciales o infecciosas que de las crónico degenerativas. Ello por una sencilla razón: nuestro sistema sanitario sigue creyendo que tenemos las terapias suficientes para curar las enfermedades. Pero lo que sucede es que la enfermedad crónico degenerativa no se cura”, sentenció.

Mercado Martínez reconoció que el sector salud no está percatándose de lo que está sucediendo en el campo sanitario, dado que en la mentalidad médica prevalecen muchas ideas y principios del Siglo XX. Por ello urgió al sector salud en su conjunto a repensar cómo se debe abordar el problema sanitario que representan “los crónicos,” o sea, aquellos que no sólo padecen una enfermedad, sino que viven con dos o más, mismas que son tratadas de manera segmentada por los profesionales de la salud de las diferentes especialidades. Ello en tanto que se puede llegar al absurdo en términos de que muchos tratamientos e indicaciones pueden ser contradictorios.

El sanitarista refirió que la visión médica que ha imperado históricamente en el sistema sanitario mexicano se debe complementar con la visión de los enfermos, sus familiares, la comunidad, las asociaciones y la sociedad en general. Desde su perspectiva, poco ayuda seguir pensando que el sistema sanitario puede mejorar solo a partir de las propuestas de los profesionales de la salud. Ese enfoque no solo es antidemocrático sino que refleja la postura de quienes siguen viviendo en el siglo XIX y XX y no se dan cuenta de los grandes cambios sanitarios, más allá de las investigaciones genómicas.

Propuso por último que el sector académico dirija los resultados de sus investigaciones hacia el propio enfermo, hacia sus familiares o hacia organismos de la sociedad civil. Para ello se apoyó en  el libro que recién publicó “Crónica de la Enfermedad Renal”  al cual se puede acceder en: https://www.cucs.udg.mx/revistas/libros/CronicaEnfermedadRenal.pdf

“Las investigaciones que hacemos también deberían convertirse en insumos para los Servicios de Salud, para las asociaciones, y para los Consejos Estatales. Por ejemplo, lo que hace el libro Crónica de la Enfermedad Renal es presentar un ejercicio en el cual los enfermos son el centro del mismo; ellos comienzan a hablar de su problemática, así como los familiares y las asociaciones. Todos ellos hablan de cómo trabajan y llevan a cabo numerosas actividades y se enfrentan a miles de dificultades al acceder y hacer uso de los servicios de salud”.

En las conclusiones de la entrevista, el sanitarista insistió en que debe dársele prioridad a las enfermedades crónico degenerativas y que los investigadores las tengan en mente no sólo para su estudio en términos sociales o culturales, sino también para fortalecer la investigación básica y clínica, sobre todo para mejorar el sistema sanitario del país.

Para más información, se recomienda consultar:

http://www.scielo.br/pdf/csp/v23n9/18.pdf

A T E N T A M E N T E

“Piensa y Trabaja”

Guadalajara, Jal., a 9 de Marzo de 2017

 

Texto: Nelda Judith Anzar

Fotografía: Cortesía