Ofreció un maravilloso concierto plagado de energía, reflexión y conciencia en el Mendiola Orta
 En punto de las 4:30 pm comenzaron a sonar las primeras notas que eran el presagio de una gran velada, en un auditorio Roberto Mendiola Orta a media luz, que se iluminaba con los primeros acordes del gran músico tapatío Alberto Escobar. Apenas sonaron las cuerdas de su guitarra, hicieron erizar la piel de los asistentes, “Este día es el mejor” de Alberto Escobar y David Filio abrieron la tarde.
Unos minutos antes, pude estrechar su mano cálida al descender de su auto en el estacionamiento de la puerta cinco del centro universitario y pude volver a constatar su sencillez y trato afable, de mirada conciliadora, y finos modales, desde su voz transmite una paz difícil de describir, “gracias por la invitación” fueron sus palabras.
Arquitecto de profesión, egresado de la Universidad de Guadalajara, buscó siempre la manera de conciliar sus estudios con su autentica vocación: el arte, la poesía, la canción, la pintura. Sensible a su caudal de percepciones y sentimientos, inspirado en ocasiones por su familia, amigos y su bella ciudad de Guadalajara.

El auditorio se llenó de una energía positiva, una sensación de hacer una pausa en el tiempo para dejar atrás el ajetreo de la calle, los autos, los sonidos estridentes para dar paso a la calma, a la armonía, a la paz que transmitía con su voz y su guitarra.
Alberto había conseguido transportarnos a otro espacio con temas como: “Don Martín el paletero”, “Casi siempre estoy pensando”, “Hablo de Paz”, “Todavía me asombro”, que este ultimo sirvió de prologo a una bella melodía esperada por todos; “Coincidir” de Alberto Escobar y música de Raúl Rodríguez.
En este momento pude identificar en algunos rostros lágrimas, la tarde nos llevó al espacio del ser amado. Muchos entonaron la canción en silencio plagados de momentos de nostalgia por el amor perdido, el amor anhelado.
Apenas terminó la melodía y los asistentes conmovidos no paraban de aplaudir, posteriormente se escuchó “En el nombre del Bien”, “Esta Consigna Hoy”. Y Alberto hizo una pausa para agradecer a los presentes por las muestras de afecto, “me siento muy contento de estar aquí en este centro que aprecio entrañablemente”.
Acto seguido se despidió, pero el público no lo dejó abandonar el escenario y al unísono de ¡otra!, ¡otra! ¡Otra! ¡Otra! Consintió a los asistentes con “Ciudadano del Mundo” y así dio fin a una velada que llenó de energía a los asistentes para continuar con el andar cotidiano.
De manos del rector del centro, Dr. Héctor Raúl Pérez Gómez recibió un merecido reconocimiento y en manos de los asistentes una carretada de aplausos.
Con la promesa de volver pronto se retiró. “Cuando le ponemos fecha”. Una promesa.
Texto: Enrique del Moral Rodríguez