Como parte del programa de la Maestría e Psicología Educativa del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), tuvo lugar la Cátedra Inaugural “Factores Impulsores y Restrictores de la Innovación Educativa” impartida a los alumnos de este posgrado por la doctora en Investigación Educativa de la Universidad de Alcalá, España y directora Académica de la Facultad de Educación de la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP), Dra. Gabriela Croda Borges quien expuso que el propósito de esta cátedra es abonar a la formación de los maestrantes de este disciplina en el CUCS.

Al dejar en claro que en el marco escolar los procesos de formación están acompañados y dinamizados por los profesores como un agentes que concretan los procesos de desarrollo y potencialidades de los involucrados en el acto educativo, la conferencista asentó que el desarrollo profesional es una condición indispensable para favorecer cualquier cambio educativo con fines de mejora, así como la formación permanente; la necesidad de implicar al docente en el desarrollo de la Innovación con el objeto de garantizar mejores resultados del cambio educativo y la reflexión y colaboración entre docentes como factores clave para la construcción socioeducativa de la Innovación.

Expuso que el sentido último de la Innovación es la intención educativa, “si no tenemos una clara intención educativa que motive la innovación o cualquier cambio que tenga como fin último favorecer el aprendizaje de los alumnos, pierde todo sentido la Innovación”.

La también miembro del Sistema Nacional de Investigadores afirmó que la Innovación en la práctica docente no se reduce a los aspectos técnico-pedagógicos, por lo que debe pensarse  con una visión más amplia que responda a los fundamentos antropológicos, sociológicos, éticos, epistemológicos, sociales y contextuales.

La Innovación educativa por tanto, no es solo una tecnología, ni un simple proceso de cambio, ni sirve solo para hacer más atractivo el aprendizaje, “es un proceso inherente a la educación”, afirmó.

Tras reconocer que existe una falta de teorización sobre la Innovación Educativa, Croda Borges puntualizó que se trata de un campo de estudio de construcciones heterogéneas que proviene de diferentes campos, por lo que adopta distintos significados “algunas veces carentes de rigor y de precisión” como: Cambio, mejora, reforma, modificación o transformación.

“La innovación es una transformación cualitativa y significativa… tiene que pensarse con una cierta globalidad y unicidad… implica intención e intervención deliberada y tiene que ser planificada. No es un fin en sí mismo, es un medio para mejorar los fines de la educación, requiere que los actores se apropien de ese cambio, es un cambio de concepción y de práctica. Es un proceso abierto e inconcluso”.

Lamentó por otra parte el reduccionismo que se le da a la Innovación Educativa para circunscribirla a la incorporación de la tecnología en el ámbito educativo y a la mejora continua en el enfoque empresarial.

Para ampliar el término, la Directora Académica de la Facultad de Educación de la UPAEP, expuso que la Innovación en la educación data de 1990 cuando ésta se vio cristalizada en: a) los planes y programas de estudio, b) los procesos educativos c) uso de tecnologías de información y comunicación (TIC’s), d)  modalidades alternativas para el aprendizaje  y e) gestión educativa.

Hizo énfasis que es en el proceso educativo, el ámbito donde existen más evidencias de  la Innovación, lo que tiene que  verse reflejado en la replicabilidad, “cuando nosotros generamos una innovación en el proceso educativo se vuelve una cuestión de colegas, pero si no existe un proceso que la documente, la sistematice y la comparta, es muy probable que dicha Innovación no impacte ni beneficie a otras realidades educativas.

Tras preguntarse durante su disertación ¿hacia dónde va el cambio educativo? Respondió que  “no hay recetas ni hay prescripción” porque ahí cabe la reflexión colectiva.

Aclaró que este cambio educativo se ve reflejado en la Agenda Educativa a través de la educación de calidad, la educación inclusiva y multicultural que busca fomenta la diversidad, la democracia y la ciudadanía.

Sin embargo, “las grandes preguntas son Innovar en qué, para qué y cómo”, lo que se debe responder desde la enseñanza y su cuerpo de actores que lo concretan: el profesorado. Los docentes deben identificar qué  motivaciones tienen para innovar pudiendo ser éstas  internas o externas, lo que se puede responder desde la categoría deontológica-vocacional y de la identificación de factores extra-escolares o intra-escolares

Reconoció como uno de los principales y más frecuentes factores restrictores de la innovación es que “innovar representa un esfuerzo suplementario, además de la rigidez del sistema educativo o de la limitada formación pedagógica del profesorado, entre otros.

A manera de cierre, la especialista expuso las “tareas pendientes para la innovación en la práctica docente” y enumeró las siguientes: Implicar al profesorado en el desarrollo del cambio educativo; Participar en el desarrollo profesional; desarrollar competencias de liderazgo; generar procesos de reflexión y colaboración para la Innovación y superar su visión técnico-instrumental.

 “Destacar la función de elementos catalizadores de los procesos de cambio y transformación de personas, grupos y comunidades y pensar que la Innovación es un aspecto prioritario en la aspiración de alcanzar mejores niveles de calidad educativa”.

Concluyó que se requiere, “construir una cultura de innovación para favorecer el logro de las intenciones educativas”.

A t e n t a m e n t e

“Piensa y Trabaja”

“Año del legado de Fray Antonio Alcalde en la Universidad de Guadalajara”.

Guadalajara, Jal., a 5 de Marzo de 2021

Texto: Nelda Judith Anzar

Fotografía: Cortesía Zoom

BOL 020