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El acompañamiento y la educación emocional deben ser una prioridad: López Cassá

En el marco del Seminario Permanente de Investigación e Intervención en Psicología Educativa se dictó la conferencia “Intervenciones para la educación socioemocional de niños y niñas en tiempos de pandemia”

El impacto de las emociones está ahora más presente que nunca derivado de la situación de crisis provocada por la pandemia de COVID-19 en la que se han presentado cambios no sólo en la forma de trabajar si no de relacionarnos y de vivir, sin pasar por alto que se han sufrido muchas pérdidas, lo que ha desencadenado estrés, miedo, ansiedad preocupación e incertidumbre, entre otras emociones que pueden provocar malestar, señaló la profesora asociada del Departamento de Didáctica y Organización Educativa de la Universidad de Barcelona, España,  Dra. Elia López Cassá, al dictar la conferencia “Intervenciones para la educación socioemocional de niños y niñas en tiempos de pandemia” que organizó el Departamento de Psicología Aplicada en el marco del Seminario Permanente de Investigación e Intervención en Psicología Educativa.

Puntualizó que de la misma forma que el malestar emocional se instala en la vida de los adultos, también se instala en la vida de los niños, heredado de un entorno adulto que lo contagia.

Ante esta situación de malestar emocional, mismo que es completamente legítimo, dijo, recomendó buscar el equilibrio emocional para reestablecer o reinstalar la calma en la vida de cada persona.

“¿Por qué lo digo? Porque las emociones guían nuestros pensamientos, nuestras conductas, nuestras relaciones y nuestros aprendizajes. Y si las emociones que sentimos son muy intensas, nos hacen perder el control de nuestra vida”.

Es aquí, en donde la especialista en inteligencia emocional habló de la relevancia de las intervenciones socioeducativas, partiendo del hecho de que organismos de carácter internacional e investigaciones de índole científico, han demostrado que es prioritario brindar atención emocional a las personas, ya que ello contribuye al desarrollo de competencias emocionales y tanto a la salud como al bienestar emocional de todos.

“Tenemos suficientes investigaciones desde el año 90 hasta la actualidad, que nos dicen que la educación emocional y la atención emocional nos ayudan a poder mejorar nuestra calidad de vida, nuestro rendimiento y aprendizajes, además de que juegan un papel muy importante en nuestra salud y en nuestra convivencia”:

La educación emocional debe incluirse por tanto, en todos los programas educativos y debe ser parte de la formación y del desarrollo de las personas, afirmó.

López Cassá precisó que las emociones  son “un estado complejo del organismo, que forman parte del “equipaje” biológico y genético de cada persona, lo que hace inevitable vivirlas y sentirlas. Se localizan en el sistema límbico y se clasifican en positivas o negativas, mismas que pueden afectar si no se les sabe gestionar.

Expuso que las emociones básicas son: Alegría, tristeza, miedo, enojo, interés y asco. Explicó  que su función es de adaptación, motivación, información y socialización. Se activan ante un estímulo que bien puede ser interno o externo, lo que provoca una reacción en cada persona, la cual está relacionada con la “valoración” que cada una le dé.

Se pueden manifestar a través de tres tipos de reacciones: Físicas como la transpiración, la respiración o la tensión muscular. Cognitivas como pensamientos que pueden ser agradables o desagradables. Al tomar conciencia de ello, se hacen presentes los sentimientos (sentir con la mente). Y comportamental que se manifiestan con expresiones faciales, lenguaje no verbal, impulsividad, etc. Estos últimos considerados “avisadores” emocionales.

Afirmó que especialmente para los niños y niñas, las emociones son necesarias porque les deben reportar seguridad y protección, equilibrio y bienestar, interacción y acompañamiento, afecto y calma, comunicación, esperanza y confianza así como expresión y gestión de las emociones. Por tanto, es importante desde edades tempranas aprender a gestionarlas ya que si no se hace “habrá efectos muy negativos en la calidad de vida de cada una de las personas y de quienes las rodean.

Diferenció el acompañamiento emocional, de la educación emocional. El primero se refiere a dar atención emocional individual y centra en ayudar a gestionar la emoción desde el problema o situación específica que provoca el malestar emocional. En tanto que la educación emocional tiene una visión de prevención en el desarrollo humano, es potenciadora de emociones positivas y está enfocada al trabajo grupal donde se ofrecen herramientas para que las personas puedan ser competentes emocionalmente aprendiendo a regular las emociones negativas.

El acompañamiento emocional supone situarse en un espacio que favorezca la escucha activa y empática, expresar el malestar provocado por las emociones negativas, sostener y calmar dichas emociones, expresar y validar las emociones del otro y ofrecer respuestas basadas en información para que comprendan el malestar que sienten.

“Preguntas que pueden facilitar un buen acompañamiento emocional son: ¿Cómo te sientes, Sabes por qué te sientes así. Cómo te gustaría sentirte. Qué puedes hacer para sentirte mejor. Quién crees que puede ayudarte y qué necesitas?”.

Tras indicar que resulta muy conveniente eliminar “herencias emocionales” que están introyectadas en el inconsciente con frases como “no te enojes, no tengas miedo, no llores, no es para tanto”, la conferencista expuso las frases que realmente acompañan emocionalmente: Si necesitas decirme cómo te sientes puedes hacerlo. Comprendo cómo te sientes. Es normal cómo te sientes. Ponle nombre a esa emoción. Date permiso de sentir. Si quieres podemos hablar de ello. Puedes pedir ayuda.

Por último, indicó que la educación emocional debe ofrecer herramientas como fuente de prevención y desarrollo, tales como: Tomar conciencia de las emociones que se están sintiendo, aprender a regularlas, cómo ser personas que no dependen emocionalmente de los demás, saber atender el malestar emocional propio, desarrollar competencias sociales para mejorar las relaciones interpersonales y lograr una visión de vida basada en la sensación de competencia para afrontar situaciones adversas.

Supone ofrecer herramientas prácticas que facilitan hacer conscientes las emociones para obtener el permiso de hablar de ellas a fin de darles su importancia, atención y reconocimiento. En primer lugar se debe despertar el mundo emocional estableciendo estímulos para permitir experimentarlo (con juegos imitativos en la infancia, historias y cuentos, música y movimiento , así como dibujos) y hasta entonces, poder hablar de las emociones.

El segundo canal de la propuesta es hablar de las emociones poniéndole nombre a cada una y darles significado y conexión con las experiencias vividas. En tercer término generar climas emocionalmente saludables donde la risa y la sonrisa estén presentes porque son una fuente de gestión emocional y de cohesión. La última recomendación en el campo de la educación emocional es hablar de la muerte desde las primeras edades, la cual está acompañada de la tristeza, pérdida y duelo pero hacerlo “sin drama”.

Como herramientas que facilitan la gestión de las emociones, la autora de varios títulos sobre este tema recomendó la expresión de los afectos, ejercicios de respiración y relajación, realizar un diario personal y practicar el agradecimiento hacia uno mismo, hacía los demás y hacia el entorno. Cerró su conferencia vía Zoom realizando un ejercicio de relajación con los asistentes.

 

A t e n t a m e n t e

“Piensa y Trabaja”

“Año del legado de Fray Antonio Alcalde en Guadalajara”

Guadalajara, Jal., a 30 de Abril de 2021

 

Texto: Nelda  Judith Anzar

Fotografía: Cortesía

 

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