Por Baudelio Lara

La obra de Pacheco se ha dirigido a dos temas principales: la locura y la muerte (y quizá más propiamente, a los locos y a los muertos). Aunque tratados crudamente, su ejercicio artístico no deja de tener visos seductores: pareciera que, una vez a traspasados los límites del sobresalto o el asco, al espectador o al epígono no les queda más remedio que rendirse a la naturalidad del acto de la locura o la muerte, y de reconocer en la artista lo que ahora parece un cliché, pero que en Martha se cumple puntualmente: la intención de dar voz a los seres anónimos, marginales, su afán por mostrarnos su presencia como lo que son: un hecho cotidiano que puede ser tratado sin morbo, con dignidad.

 

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