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La actividad física y el ejercicio moderado tienen efectos protectores contra el COVID-19

La cuarentena repercute en enfermedades cardiovasculares relacionadas con ansiedad y estilos de vida poco saludables

Con la conferencia “Ejercicio en tiempos de COVID-19”, impartida por la profesora investigadora asignada al Instituto de Ciencias Aplicadas a la Actividad Física y del Deporte del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), Dra. Edtna Jáuregui Ulloa, se llevó a cabo la edición más reciente del Seminario de Salud que organiza el Departamento de Salud Pública de este Centro Universitario y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Al analizar la relación de la inactividad física y el confinamiento por COVID-19, la conferencista invitada inició exponiendo que la mortalidad en México por el nuevo Coronavirus conlleva predominantemente comorbilidades cardiovasculares, diabetes y obesidad que se presentan en adultos desde la edad de los 45 años.

“Una forma de protegernos de los efectos del COVID-19, es la actividad física como un factor protector pero también como un coadyuvante para la disminución del daño por el SARS-CoV-2 ya que el ejercicio diario tiene un efecto de inmunoprotección, antiinflamatorio y antioxidante”

Refirió que con base en un análisis matemático de predicción en Jalisco, es que la principal variable a vigilar es la fracción de la población que sigue siendo susceptible de ser infectada como lo son las personas con enfermedades crónico-no transmisibles.

Considerando que la característica más importante de las implicaciones inmunológicas por COVID-19 es que provoca un “gran estrés oxidativo”, la profesora investigadora del CUCS expuso el sustento científico de los beneficios del ejercicio y actividad física. Para ello estableció los conceptos de actividad física, persona activa, inactividad física y comportamiento sedentario.

La también responsable de Actividad Física en el Departamento de Medicina Preventiva de la Secretaría de Salud Jalisco, indicó que la recomendación de actividad física para adultos es de 150 minutos a la semana, por lo que la falta de ésta, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), figura entre los primeros factores de riesgo de mortalidad global, ya que se ubica a la par de la glucosa elevada y prácticamente al igual que el sobrepeso y la obesidad, “está dentro de los principales cinco factores de riesgo atribuibles a muerte a nivel mundial… Con base en datos mundiales, la inactividad física causa el 9 por ciento de las muertes prematuras, esto nos tiene que preocupar al igual que la población afectada por COVID que es joven”.

Demostró en su exposición, cómo el ejercicio sirve no sólo para bajar de peso, sino para activar la sangre, lo que hace que se tenga un efecto benefactor a nivel del cerebro, del páncreas, del intestino, del sistema inmunológico y celular y hasta como inmuno-protector de tumores, protege hueso e hígado y muy importantemente protege al músculo del tejido adiposo. El músculo, dijo, es un  mediador considerado como un órgano endócrino. “El ejercicio puede modular las interglucinas y el factor de necrosis tumoral básicamente, e impactar en la disminución del proceso de sarcopenia”.

Refirió que el ejercicio o la actividad física moderada es la más recomendable para aportar mayor beneficio al sistema inmune y modular el factor de necrosis tumoral.

“Entonces la contracción muscular tiene el efecto de incrementar la liberación de citocinas antiinflamatorias y pro-inflamatorias (con el ejercicio intenso) en niveles que varían acorde al volumen de la masa contráctil involucrada, la duración y la intensidad del ejercicio, por lo que es altamente recomendable hacer ejercicio físico de tipo moderado de manera regular”.

Jáuregui Ulloa, enfatizó que los beneficios del ejercicio regular moderado son modular la protección inmunológica sobre todo al daño pulmonar, ataca las comorbilidades (hipertensión, diabetes y obesidad), además de la reducción de la isquemia y el efecto tromobótico en pacientes con COVID graves, así como en la respuesta inmuno-celular y en la inmuno-competencia. Ello sin pasar por alto que el ejercicio moderado también favorece la mejora en los procesos de memoria y aprendizaje.

Reveló que “el cuerpo en cuarentena se enfrenta a detrimento por la falta de actividad aeróbica, a alteraciones músculo-esqueléticas por falta de movilidad, a disminución de los requerimientos energéticos, además al detrimento en el proceso cognitivo y alteraciones metabólicas.

“Tuvimos cambios del caminar en la población mundial antes y después del anuncio de COVID-19 como pandemia global. La importancia de trasladarnos se vio afectada a los 30 días del confinamiento en 27 por ciento de reducción de pasos”.

Todo ello, agregó, conduce a la falta de producción de endorfinas y a alteraciones del sistema inmune, por lo que se puede presentar con mayor frecuencia depresión.

Resaltó el binomio indisoluble de la actividad física y la nutrición al señalar que la ingesta de adecuados carbohidratos y polifenoles antes y durante el ejercicio disminuye el estrés y la inflamación. Los polifenoles dijo, se encuentran en las frutas y puso como ejemplo el plátano que se debe consumir sobre todo por la mañana y después del ejercicio.

Recalcó que el ejercicio moderado ayuda en la disminución de riesgo entre un 40 y 50 por ciento de infecciones respiratorias del tracto superior, es decir la mitad de días de duración con enfermedad respiratoria.

“El confinamiento llevó a más personas a tener actividades sedentarias… se tuvo también un menor traslado activo. Mantener la sana distancia fue insano porque somos sociales, lo que nos llevó a procesos de ansiedad y depresión y la actividad física al verse reducida, también redujo nuestra interacción social y las medidas de autocuidado personal como el uso de cubrebocas, caretas y gel nos llevó al temor de no saber cómo ejercitarnos”.

Recomendó para terminar con su conferencia, el modelo de movimiento de las 24 horas que señala que hay que disminuir el tiempo de estar sentado, no más de 2 horas continuas, a cada hora deberán corresponder 4 minutos al menos de movimiento. El tiempo de dormir se debe prolongar al menos por 7 horas y realizar actividad física moderada a intensa por al menos 150 minutos a la semana.

“La segunda ola del efecto COVID es la preexistencia de comorbilidades, inmovilización e inactividad física, lo que debe ser manejado en la cuarentena con una acción global que apoye la dieta saludable y a actividad física para alentar a las personas a una buena rutina de vida, realizar actividades físicas intermitentes en la jornada diurna, realizar respiraciones de relajación, escuchar música, caminar, practicar yoga, aplicar los videos tutoriales de grupos de ayuda mutua y reír y gozar al activarse”.

 

A t e n t a m e n t e

“Piensa y Trabaja”

“Año de la Transición Energética en la Universidad de Guadalajara”

 

Texto: Nelda Judith Anzar

Fotografía: Cortesía